No era una prueba más. Era la prueba del verano, el último test de pretemporada, la última ocasión para comprobar cómo están los blanquiazules antes de arrancar el curso. Y era un amistoso de pedigrí, con solera y con nivel ante un rival que apunta a luchar por el ascenso como el Granada CF. Era la ocasión perfecta para saber si hay materia prima para ilusionarse o si el equipo de Guede tendrá que abonar la ilusión con resultados ligueros. Y las sensaciones, tras el 1-1 final, son positivas. Con matices, pero con más claros que oscuros a una semana de arrancar la Liga en Burgos.
Hay que decir que el Málaga CF sigue dejando ciertas dudas razonables. Sigue dando demasiadas concesiones defensivas, sigue dejando muchos espacios atrás y da la impresión de que los automatismos aún están en fase beta. Hay atasco en la creación porque al Málaga le cuesta llevar la pelota a la zona caliente, donde decide la calidad. Y también hay desajustes defensivos, que cuestan goles y que llevan problemas. Pero lo cierto es que el Málaga acabó con piernas. Más que su rival. Y eso también decide partidos. Empató -y ganó en penaltis- a un rival que ha levantado ilusión en su afición con el equipo que está confeccionando. Poca broma a estas alturas.
Así que la pretemporada se cierra con buen sabor de boca. El partido tuvo más color rojiblanco y Manolo Reina se dejó ver más que los guardametas nazaríes. Pero la calidad también decide. Porque el portero malaguista fue el mejor. Y porque cuando había que morder, el Málaga mordió.
Salida intermitente
Salió el Málaga con línea de cuatro atrás, pero con un marcado carácter ofensivo. A ello había que unirle el centro del campo en rombo -sin extremos- y con dos delanteros. Un Málaga muy ofensivo, pero con muchos problemas para llevar la pelota a la zona de peligro, donde poder hacer daño al rival.
El Granada planteó un partido más físico y con las ideas más claras. Cuando robaba buscaba los huecos en la zaga malaguista, mientras que los de Guede no terminaba de tener los automatismos aún activados. El primer aviso fue de Javi Jiménez con una volea que se fue alta (12’).
Pero a partir de los 20 minutos de juego, el partido se tornó rojiblanco. Reina hizo la primera parada de mérito a disparo de Arezo en un mano a mano. Evito un gol olímpico de Puertas un minuto después. Y Soro, en el 25, estrelló el balón en la madera. Al Málaga le llegaban con demasiada facilidad.
Contestó Rubén Castro con la testa, pero se le fue alto. Pero fue una isla, ya que Petrovic lo intentó de lejos de falta con Reina de protagonista. Ya no pudo evitar el tanto de Puertas tras quedar en evidencia el estado de Juande en una carrera con Uzuni (38’).
Reacción
En paso por vestuarios no cambió el pulso del Málaga, que siguió sufriendo. Pero sí comenzó a soltarse con la entrada de Álex Gallar en la mediapunta por un desaparecido Ramón (57’). De hecho, el centrocampista catalán fue el ejecutor del empate en un buen robo malaguista, centro raso de Fran Sol y remate de Gallar (70’). El Málaga había subido prestaciones y había encontrado el camino del gol.
Guede dio entrada a Moussa por Juande. Y Reina evitó un golazo de Silva en un centro que se envenenó (80’). Y Haitam entró por Febas (88’) cuando las piernas ya pesaban demasiado, pero cuando se mascaban los penaltis. Acabó el Málaga CF más entero, con mejor físico. Y lo hizo en el área del conjunto nazarí, muy diferente a cómo se transcurrió el encuentro.
Los penaltis dejaron como ganador al Málaga. Tenía el mínimo interés, salvo para levantar el trofeo de campeón del Torneo Ciudad de Granada. La foto requería un ganador. Rubén Castro y Fran Sol no fallaron. Sí lo hicieron Javi Jiménez y Haitam en el tercer y cuarto lanzamiento, pero volvió a marcar Jozabed para sellar el triunfo. Por parte local fallaron Rochina, Ignasi Miquel y José Callejón. El Málaga demostró tener piernas a faltas de ajustes tácticos. Próxima parada: la verdad.