Si hay que morir, que sea matando. Si hay que pelear, que sea hasta el final. Y bajo esas premisas, todo lo que venga será oro molido. Porque este Málaga de Guede que ha besado la lona este sábado ante el líder de la categoría lo ha hecho como los luchadores nobles, como guerreros que no temen a su destino. Ha luchado, ha intentado discutir el resultado con uno menos. Y sólo el poderío armero y el disloque del colegiado Iglesias Villanueva lo han tumbado. Nada que reprochar.
Lástima que estos partidos se estén jugando en el final de Liga y en estas circunstancias, con el Málaga mirando al descenso. No es ahora el equipo blanquiazul un conjunto que esté donde debe estar. Ahora no. Y eso sólo hay que verlo en su lenguaje corporal, en su pasión y en su entrega. El Málaga de Guede volvió a no defraudar. Lo puso todo en el césped como si hubiera un mañana y se fue ovacionado pese al 1-3. El mensaje ha calado y la respuesta es evidente.
Brandon adelantó al Málaga de salida. Y mantuvo la chispa encendida de ser un equipo superior incluso contra el Eibar. Lo maniató, lo estrujó y lo apretó. Pero los detalles marcan. Y Escassi no anduvo todo lo inteligente que debiera para cortar un balón suelto. Se fue a la calle y todo cambió mediada la primera mitad. Y acto seguido, un penalti a favor de los armeros. El Málaga lo peleó con todo en contra. Guede se sacó otro Málaga de la chistera al descanso, pero entre el árbitro, el rival y las adversidades no pudo hacer la machada. Queda mucha tela que cortar, pero si mantiene esta línea, el Málaga no debe pasar demasiados apuros para sobrevivir.
Inicio fulgurante
Tuvo el Málaga una salida fulgurante, con prisa en finiquitar el encuentro. Y fruto de ello, Brandon se vistió de Garrincha para hacer una gambeta, irse de su par y disparar cruzado para superar a Cantero. Locura en La Rosaleda. Éxtasis blanquiazul en sólo cuatro minutos de juego. Está el equipo de Guede en un estado de gracia que todo sale de cara.
Pero el Eibar no es líder por casualidad. Se puso el mono de trabajo y empezó como una hormiguita a ganar terreno poco a poco. Primero Fernando Llorente puso a prueba a Dani en una mala acción defensiva malaguista (6’). Jozabed casi se marca en propia puerta intentando despejar. Y Javi Jiménez caía lesionado, dando paso a Cufré, que a punto estuvo de poner el segundo pero Chema le sacó el tiro bajo palos (18’), o Antoñín, que acabó levemente alto una gran jugada colectiva.
Sin embargo, en ese ADN malaguista que en el que siempre tiene que pasar algo, pasó lo peor. En cinco minuto se fue el partido al traste. O buena parte de ello. Porque Yanis encaró portería y Escassi llegó tarde. Se tuvo que ir a la calle el malagueño (32’). Y casi en la siguiente jugada, penalti de Febas en una acción tonta a la par de rigurosa en la que Iglesias Villanueva lo señaló con la ayuda del VAR. Corpas no fallo (37’).
Quedaba mucho antes de ir a vestuarios ya con el empate en el marcador y con el Málaga con uno menos. Genaro entró por Antoñín para jugar de central. Y los armeros tuvieron tres claras de Tejero a la madera y dos paradores de Dani a Corpas y a Expósito.
Segunda parte loca
La tragedia se mascaba, el líder había olido sangre y quería acabar con la racha de tres partidos sin ganar. Pero Guede tenía un plan. En el descanso introdujo a Kevin y Paulino por Febas y Ramón. Más madera.
Y el plan era mirar más allá del empate, posiblemente anticiparse a que el Málaga encajaría más pronto que tarde. Pero aguantó el tipo el conjunto blanquiazul los 15 primeros minutos de la reanudación. Y comenzó a sacar la cabeza en busca del área rival. Tenía mimbres y argumentos ofensivos sobre el césped porque no había salido el equipo de Guede a encerrarse.
Pero otro despropósito arbitral estaba por llegar. Una falta sobre Víctor en el ataque no la señala Iglesias Villanueva. En la contra armera, Llorente marcó a placer tras pase de Javi Muñoz (68’). Y se montó el lío. Protestas, expulsión a Luis Muñoz en el banquillo. Más protestas y VAR. Esta vez la moneda salió cara y el colegiado anuló el gol y señaló la falta sobre Víctor más de cinco minutos después.
El partido seguía en el alambre y el funambulista Guede metió a Roberto por Vadillo. Pero era misión imposible aguantar el poderío del Eibar. Y Fran Sol hizo claudicar a un Málaga valiente y rebelde (79’). El tanto llegó por la derecha armera, en un centro de Expósito que cabeceó sin oposición el atacante.
Lo intentó Cufré (81’) con disparo cruzado. La tuvo Roberto en un cabezazo a centro de Kevin (86’) que se fue por poco. Y Paulino en un córner que se fue alto (90’). Pero fue de nuevo Fran Sol a la contra y con el partido agonizando cuando puso la sentencia (96’) definitiva. Tuvo que pelear mucho el Eibar para llevarse los tres puntos. Una derrota, sí, pero con la sensación de que los tres puntos se fueron no por fútbol y sí por otras circunstancias que se escapan a la lógica.