Pablo Guede optó por dejar a Aleix Febas en el banquillo en Gran Canaria. El Málaga perdió presencia en el centro del campo, piernas en la presión, capacidad para salir de ella ante la de los rivales y una evidente presencia en el área rival. A su entrada, el equipo lo notó. Y anotó el único tanto malaguista.
Sin Escassi (sancionado), con Genaro en un rol de tercer central en salida de balón y con un plan de partido diferente, Ramón y Jozabed echaron centrocampista más colaboración en el centro del campo a la hora de apretar y robar. Dos futbolistas, además, acostumbrados a tener un rol más estático.
Precisamente ese jugador diferente, dinámico, todocampista, es el que echó en falta el Málaga en Gran Canaria. Más piernas en tareas defensivas y, sobre todo, gasolina para recorrer metros con el balón y dividir a los rivales para los Vadillo, Antoñín y compañía.
El equipo de Pablo Guede no logró encontrar ese nexo en la primera mitad para nutrir de balones a sus delanteros y dar con un equilibrio en el centro del campo que sí comenzó a localizar al inicio de la segunda parte. Febas entró por Peybernes, Genaro quedó de central en defensa de cuatro y el ex del Castilla aportó sus cualidades: colaboró en la presión, ayudó en salida y pisó área con asiduidad, todavía más con los arreones del Málaga al final, con más corazón que fútbol.
En esas, llegó el premio. Con esa habilidad que tiene para encontrar el desmarque al espacio, rompió líneas con el pase que recibió de Genaro y, ante la salida de Valles, batió por bajo al portero. Su primer gol como malaguista.
Fue parte importante de esa marcha más que puso el Málaga y que ya había acostumbrado a ofrecer en compromisos anteriores. Por supuesto ante Valladolid y Leganés, pero también frente al Eibar. En todos ellos fue titular Febas. En los planes de Guede no constaba su titularidad en Las Palmas, pero un jugador de sus características se antoja imprescindible para el futuro.