Ha habido regresos dolorosos a lo largo del curso tras derrotas abultadas, ya fuera en bus, tren o avión. Silencios perturbadores en aeropuertos o miradas perdidas a través del cristal tras caer con estrépito una y otra vez. Pero todo eso forma parte del pasado en el Málaga CF porque este lunes la expedición malaguista rebosaba felicidad en otro regreso liguero. Y es que aunque el trabajo no está completo, sí se ha conseguido dar un paso de gigante por la salvación. Y eso es un gran motivo de alegría.
La plantilla del Málaga hizo noche este domingo en Santa Cruz de Tenerife. Tras la victoria sobre el conjunto local, la expedición pernoctó en la isla con la alegría de los tres puntos vitales conseguidos. Y ya esta mañana, la expedición ha regresado a tierras malagueñas sobre el mediodía. Cansada pero contenta. Y con muchas ganas de jugar ya el partido del sábado ante el Burgos para sellar de manera definitiva la permanencia en Segunda y dar carpetazo a una temporada más sufrida de lo esperado.
Por ello, Pablo Guede ha decidido dar la jornada de descanso a sus jugadores. Hoy no ha habido trabajo en La Rosaleda y todo queda pospuesto para este martes, cuando se comience a mirar al partido con el Burgos de este sábado (20 horas). Y aunque todo está de cara, la plantilla no se fía. Quiere certificar la salvación sin confianzas y con el máximo de una plantilla que Guede está exprimiendo en este tramo final.
Asi que será este martes cuando se ponga manos a la obra la plantilla para afrontar el último partido de local este curso. Y habrá que calibrar el parte de bajas, porque aunque Luis Muñoz disputó sin aparentes molestias sus 60 minutos de juego, habrá que testar su estado después de siete meses en el dique seco. Ramón, que viajó pero no jugó ni un minuto, es otro de los que habrá que vigilar de cerca. Y, por supuesto, los demás lesionados como Juande, al que se le podría esperar para este partido. Hicham, Javi Jiménez, Adrián y Jozabed siguen en la enfermería salvo sorpresa.