Un portero y un delantero. Con esas dos piezas puedes ir a la guerra en esto del fútbol. Pero cuando no está, pues no está y ni el delantero estuvo acertado ni el portero evitó los goles. El Málaga CF cayó en su estreno de LaLiga más ilusionante de los últimos años. No lo hizo con estrépito, pero sí dejó un poso de insatisfacción evidente. Primero porque pudo rascar algo positivo, si no llega a ser por la doble intervención providencial de Caro, meta del Burgos, a disparos de Rubén Castro. Y segundo porque al equipo de Pablo Guede le queda aún un mundo para que sus automatismos fluyan. El resultado, derrota por la mínima en El Plantío, donde las balas del equipo local fueron más letales que las malaguistas.
Tiene que aprender el Málaga que esta carrera es de fondo. Pero que no puede dejar de pelear cada kilómetro. En Burgos se vio un equipo parecido al de la pretemporada. Con sus virtudes y sus defectos. Volvió a flaquear -demasiado- la parcela defensiva. Muchos espacios, muchas indecisiones y algunas dudas por desajustes del sistema. Eso costó el gol local, que entre Manolo Reina y la zaga, dejaron solos a Artola. Eso fue en la segunda mitad, que empezó el conjunto malaguista sobrepasado y con una buena torrija. Vaya, que el gol se veía venir. Pero acabó más entero el Málaga la primera mitad. Cosas del fútbol y de estos partidos que aún tienen ese deje casi a pretemporada.
Ya habrá tiempo para analizar al nuevo Málaga, pero da la impresión de que cada jugador tiene que ofrecer su mejor versión para que se cree la ocasión de gol. Un balón filtrado, un pase entre líneas o una triangulación de calidad. El fútbol, a veces, es más sencillo. Y en esa complejidad se pierde este nuevo Málaga. Aún así tuvo ocasiones, debió y mereció empatar. Pero la Liga comienza sin esperar a nadie.
Inicio intenso
El partido tenía pocos síntomas de ser primerizo. Con un ritmo alto de juego y con mucha intensidad, Burgos y Málaga salieron con la intención de no hacer rehenes desde el inicio. Y es que si el conjunto blanquiazul quería rascar algo en El Plantío, tenía que igualar, como mínimo, el derroche de los de Julián Calero.
Así que arrancó el partido con muchas piernas y con poco fútbol, pero con la intención clara de ese 3-5-2 con el que Guede había venido amenazando toda la pretemporada y que ponía en liza en su estreno. Quizás menos ofensivo y con los carrileros más contenidos, pero con la misma idea. Pero los primeros acercamientos fueron locales. Un disparo lejano de Bermejo y un centro que despejó Bustinza a la madera (10’).
Artola puso a prueba los corazones malaguistas con un mano a mano escorado (22’) pero respondió Rubén Castro (24’) con un disparo escorado. Comenzaba a carburar el Málaga, por dentro y con Febas a los mandos. El ’10’ malaguista es caviar en la categoría y comenzó a crecer y a correr. Con espacios, el catalán es vertical y peligroso. Pero con el bisturí también se maneja. Puso una pared a Rubén Castro para un mano a mano, escorado, que no suele fallar el canario y que Caro (35’) despejo con acierto.
El Málaga acabaría más entero y con las ideas más claras la primera mitad, pero sin ver puerta. En la reanudación, Fran Sol se quedó en la caseta por molestias en el tobillo y entró Gallar. Y volvió a salir mejor el Burgos de vestuarios, con un disparo de Egezabal en un córner que se fue alto cuando tenía todo a favor. Y con espacios y a la contra, llevaron el peligro a la casa de Manolo Reina. Y Andy (58’) con una falta en la frontal, la puso con música en el larguero malaguista avisando del primero. El Málaga estaba sufriendo en los primeros 15 minutos de la segunda parte. Y como se vía venir, vino. Centro largo al segundo palo, Fran García la vuelve a meter en el área pequeña y Artola la remata con la testa al fondo de la red en una descoordinación malaguista (63’).
El gol coincidió con la salida de Jozabed y Escassi y la entrada de Ramón y Luis Muñoz. Y también se fue Juanfran y entró Juande poco después. Tardó en reaccionar el Málaga y llegó con un disparo cruzado de Rubén (80’) que salió rozando el palo. Pero ya había mucho tráfico en el campo del Burgos y se hacía complicado transitar por allí. Y más cuando entró Loren por Ramalho (85’) como última bala de Guede.
Pero quedaba la última bala en la prolongación. Un jugadón de Febas por la izquierda que se metió hasta la cocina para poner el pase de la muerte a Rubén Castro. Pero ahí estaba otra vez Caro con otro paradón, que sería el héroe del partido para los locales. Derrota en el estreno. Queda mucha Liga, pero también mucho trabajo por hacer.