Los focos llevan meses sobre Loren Zúñiga en el malaguismo. Muchas han sido las voces que han reclamado su presencia en el primer equipo, su protagonismo y sus goles. Y el pasado sábado al fin reapareció -ya había jugado pocos minutos ante Mirandés y Alcorcón este año-. No fue en el escenario esperado, no fueron los minutos deseados, pero al fin entró en la rotación. Un guiño al delantero que se ha convertido en un atractivo para muchos clubes y que está por ver cómo se desarrolla el verano.
Loren, desde que Pablo Guede llegó al banquillo, ha sido uno más en el primer equipo. El joven delantero había cumplido con creces en el filial. Había también sumado internacionalidades con la selección sub’19 con goles y buen juego. Y había acaparado miradas. Pero se le resistía el primer equipo. La primera etapa era comenzar a trabajar como uno más. Y la oportunidad llegaría. Fue, posiblemente, en uno de los momentos más delicados del curso cuando le llegó la oportunidad. Y no pudo demostrar en los 13 minutos -más la prolongación- lo que atesora.
Loren entró en el campo por Dani Lorenzo. E intentó cazar algún balón suelto para marcar un gol casi salvador. No fue el caso porque entró en un Málaga superado y angustiado, que perdía contra el Burgos y que estaba más pendiente de lo que pasada lejos de Martiricos para sellar la salvación. El atacante tocó cinco balones, dos dentro del área. Peleó, corrió e intentó disparar a portería. No lo consiguió y demostró que tiene muchas ganas de triunfar como blanquiazul.
Futuro
El club debe mirar ahora si la apuesta por Loren es firme para el curso que viene. El jugador, por contrato, tiene asegurada una ficha del primer equipo a partir del próximo curso después de su renovación hasta 2024. Pero queda comprobar si los cantos de sirena le convencen, como los de la Liga holandesa o el Real Madrid. Su cláusula, de tres millones de euros.