La carrera de Pepe Mel le ha llevado por todo tipo de experiencias. Éxitos, como los que saboreó en el Real Betis, y desilusiones como las que también sufrió en el club verdiblanco o el Deportivo. Como el madrileño decía en su presentación, está acostumbrado a entrar "apagando fuegos" y por ello la situación que se encuentra en el Málaga no es extraña. Con la ayuda de Pablo Checa, compañero de 'AS' en Las Palmas de Gran Canaria, hurgamos en el pasado reciente del entrenador de 59 años y su estilo de juego.
Para empezar y como decimos, el contexto actual es bastante más favorable que el que halló en Las Palmas. Al final, pese a que el ambiente empezaba a estar bastante cargado, Pepe Mel llega al Málaga en la jornada 7. Se pone a los mandos de una plantilla con ciertas carencias pero con activos muy interesantes, y encaja en un club saneado con margen económico para ir al mercado en enero, donde lo normal será que el equipo incorpore algún extremo. Entretanto, los jugadores tienen buena predisposición y la ilusión de hacer cosas importantes.
El técnico de 59 años no pudo acabar su vínculo con Las Palmas tras ser destituido el pasado 23 de enero en la 24ª jornada. A Mel se le pedía pelear por el ascenso, pero una derrota en Fuenlabrada que dejaba al equipo fuera de puestos de 'play off' (8º) fue su sentencia. Aunque la temporada empezó bien para los grancanarios, el equipo había sumado 9 de 30 puntos entre noviembre y el día de su destitución, así que la entidad buscó un revulsivo y fichó a García Pimienta.
Pese a su abrupta salida, la sensación que queda entre los canariones es que el madrileño cumplió los objetivos marcados, con dos novenos puestos en sus temporadas completas. Pepe Mel dirigió a Las Palmas durante 128 partidos (44 victorias, 41 empates, 43 derrotas) atravesando etapas muy distintas, empezando por la de bombero en la campaña 2018-19, cuando aterrizó como tercer entrenador tras las salidas de Manolo Jiménez y Paco Herrera. Entonces llegó para estabilizar al equipo en un trance complicado y después tuvo que reiniciar todo con una situación económica durísima.
Las trayectorias de Las Palmas y Málaga han sido bastante parecidas en estos años en Segunda División. Cierto es que los blanquiazules rozaron la desaparición, pero el club grancanario también tuvo que hacer malabares en su segunda temporada en LaLiga SmartBank para inscribir jugadores y ante esta situación, el técnico apostó fuertemente por la cantera. Algo que él mismo dejó claro en su presentación: "No miro el DNI. Rubén (Castro) tiene 41 años y Pedri tiene 18. Muchos jugadores han dado el salto conmigo. No miro la edad, miro el rendimiento".
Kirian, Álex Suárez, Álvaro Vallés, Eric Curbelo, Benito Ramírez... son todos jugadores de la casa a los que Pepe Mel promocionó o afianzó en el primer equipo. El caso de Pedri es el más evidente, claro. En esa temporada 2019-20 de tantas dificultades, el técnico siguió el consejo del ex futbolista Ángel López y le dio una oportunidad al de Tegueste. Debutó el 18 de agosto de 2019 con 16 años, 8 meses y 22 días. Jugó 37 partidos, 34 como titular, siendo la referencia amarilla en la medular.
La pizarra de Pepe Mel
Dentro de ese equipo, Pedri jugaba a veces como interior en una medular de tres, otras en banda izquierda o como mediapunta. En la mayor parte de su tiempo en Las Palmas, Mel dispuso un 4-2-3-1 donde jugadores como el ahora azulgrana, Ruiz de Galarreta o Kirian Rodríguez han tenido bastante protagonismo. Es ese perfil del que tantas veces habló Guede en pretemporada y que acabó siendo Fran Villalba, pero el cambio de Guede al 4-4-2 para jugar con Fran Sol y Rubén Castro en punta obligó al valenciano a irse hacia el costado izquierdo.
Veremos si el nuevo preparador malaguista hace cambios en el esquema desde el día uno. Para aplicar su formación fetiche tendría que romper la dupla y lo normal sería que su querido Rubén Castro quedase como punta único, centrado solo en marcar, con alguno de los '10' por detrás. Villalba, Álex Gallar, Febas, Jozabed... con características diferentes, todos están hechos a ese puesto. Aunque las circunstancias han marcado siempre su forma de jugar, a Mel le gusta el fútbol de toque y en Las Palmas, cuando juntó a futbolistas de buen pie, su conjunto tuvo momentos de brillo en este sentido.
Pero aquí, lo primero es frenar la sangría, lograr cierto rigor posicional. Una vez tenga un bloque sólido, el Málaga podrá empezar a crecer en otras facetas. Será importante conseguirlo, aunque los equipos de Pepe Mel siempre han dado sensación de fragilidad en las transiciones rápidas de ataque a defensa. No es que se rompieran siempre, pero quedaban más expuestos. Arriba, lo mismo: presión fuerte y posesión de balón.
Esa debilidad tras perder el esférico es la que se ha llevado al extremo con Guede. Su excesiva longitud en la construcción del juego facilitaba que se rompiera al perder la pelota, y la idea de presionar rápido tras pérdida nunca llegó a ejecutarse bien. Esto condujo a que el Málaga no hiciese goles y además los concediese con facilidad. En Tenerife quedaron retratados estos problemas con el 1-0, en el que Enric Gallego pudo rematar un balón desde línea de fondo completamente libre de marca. Aquí, aquella respuesta célebre sobre a qué jugaba su Betis se puede empezar a aplicar: primero el resultado, después...